top of page
  • Dra. Andrea Martínez I, Nutricionista
  • 8 oct 2020
  • 3 Min. de lectura

Podemos definir anemia como la disminución de los glóbulos rojos (eritrocitos) o la hemoglobina por debajo de los límites establecidos según el sexo y la edad. La hemoglobina es el componente de los eritrocitos encargado de llevar el oxígeno a todos los órganos y células del cuerpo para que estos realicen sus funciones de la manera adecuada.

Aunque existen diferentes causas de anemia como sangrados abundantes, insuficiente o inadecuada producción de eritrocitos o aumento en la destrucción de estos (hemólisis); vamos a enfocarnos en la anemia ferropénica. La ferropenia es la disminución de hierro en el organismo y es la principal causa de anemia. Si el cuerpo no dispone de suficiente hierro entonces no podrá producir hemoglobina.


La disminución de hierro puede ser de origen carencial, es decir, la persona no está consumiendo cantidades suficientes de hierro; o no carencial por incremento de las necesidades de hierro en el organismo.


Según la Organización Mundial de la Salud y la UNICEF, la deficiencia de hierro es la deficiencia nutricional con mayor prevalencia a nivel mundial. Los niños, especialmente los menores de 5 años son los más propensos a presentar anemia por deficiencia de hierro ya que sus necesidades son cada vez mayores por el rápido crecimiento. En Costa Rica, según la última Encuesta Nacional de Nutrición realizada en el 2008-2009, un 8% de los niños preescolares y un 2% de los escolares presentaban anemia.

¿Qué repercusiones puede tener la anemia por deficiencia de hierro durante la infancia? Podemos mencionar retraso en el crecimiento, disminución del rendimiento escolar, deterioro en el desarrollo motor y cognitivo, déficit de la memoria y en la modulación del comportamiento. Es por esto que es de vital importancia prevenir y tratar la anemia en etapas tempranas de la vida. Preste atención si su hijo/a presenta siguientes síntomas:


· Cansancio y fatiga

· Irritabilidad

· Anorexia o falta de apetito

· Pagofagia (apetencia por comer hielo, tierra u otras sustancias no nutritivas)

· Retrasos en el desarrollo, aprendizaje, o problemas de atención

· Palidez

· Taquicardia

· Aumento de la caída del cabello


Es muy importante que tenga en cuenta que casi en el 50% de los casos los pacientes no presentan síntomas, por lo que es importante mantener al niño/a en control con el pediatra y realizar exámenes de sangre de manera periódica según él lo indique.


Si su hijo/a es diagnosticado con anemia ferropénica carencial es probable que el pediatra inicie con un tratamiento de hierro oral en forma de sulfato, gluconato o fumarato ferroso. De ser así, tome en cuenta que dicha medicación debe tomarse separada de las comidas, con agua o un jugo natural de naranja (la vitamina C ayuda a la absorción de hierro) y no con leche (el calcio bloquea la absorción de hierro).

Otras recomendaciones nutricionales en caso de anemia ferropénica son:

·Comer carnes rojas 3 veces a la semana

·No beber más de 2 tazas de leche o yogurt al día

·Consumir diariamente alimentos como leguminosas (frijoles, garbanzos, lentejas) y vegetales de hojas verdes junto con alimentos fuentes de vitamina C, por ejemplo cítricos


Recuerde que por el bienestar de sus hijos lo mejor es asistir donde profesionales de la salud calificados que le brinden un diagnóstico certero y un tratamiento adecuado para el niño/a


Espero que este artículo haya sido de ayuda y hayan aprendido algo nuevo hoy!

¡Que estén muy bien!



Bibliografía

  • Ministerio de Salud de Costa Rica. (2009). Encuesta Nacional de Nutrición 2008-2009. San José, Costa Rica

  • Pavo, M., Muñoz, M & Baro, M. (2016). Anemia en la Edad Pediátrica. Acta Pediátrica de Atención Primaria. 9 (4): 149-155

  • Sánchez, V., García. J., Velasco, M., Flores S., Belmont, L., Orozco, J (et al) (2012). Consenso Nacional para el Diagnóstico y Tratamiento de la Anemia en la Infancia y Adolescencia. Pediatría de México. 14 (2):71-85

  • Dra. Andrea Martínez I, Nutricionista
  • 30 sept 2020
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 1 oct 2020

Aunque se le conoce comúnmente como la comida más importante del día, el desayuno es también la más omitida, tanto por niños como por adultos. En el caso de los niños y adolescentes, según se ha estudiado, esa omisión puede ser de un 10-60% dependiendo de la edad, sexo y origen étnico.


El desayuno puede definirse como “la primera comida del día, que rompe con el ayuno después de un período largo de sueño, se consume dentro de las 2 ó 3 horas después de despertar y puede consumirse en cualquier lugar”. La diferencia del desayuno respecto a las otras comidas del día, y en la que radica en gran parte su importancia, es precisamente el hecho de que rompe la condición de ayuno sostenida durante un periodo de tiempo considerable. Saltarse el desayuno y mantener esa condición de ayuno por más tiempo tiene efectos negativos, sobre todo en los niños, por ejemplo:


·Disminución de la glicemia, lo que provoca fatiga, apatía y sueño

·Disminución de la velocidad de procesamiento cerebral

·Niveles inadecuados de vitaminas y minerales que puede afectar la producción de neurotransmisores


Se ha observado, tanto en niños como en adultos, que el riesgo de tener obesidad abdominal es 1,5 veces mayor en personas que no desayunan, y también se ha asociado a factores de riesgo cardiovascular y metabólico como hipertensión, dislipidemia (colesterol y triglicéridos elevados), diabetes y aterosclerosis.


Por otro lado, la práctica de desayunar todos los días se ha comprobado en diferentes estudios que tiene múltiples beneficios para el niño, entre los cuáles podemos destacar:


· Mejora el estado nutricional y el rendimiento en la escuela

· Mejora la fluidez verbal

· Mejoran los niveles de colesterol sérico y glucosa

· Se acelera el metabolismo

· Hay un mayor rendimiento al realizar actividad física

· Se mejora el control de peso

· Los niños tienen mejor humor


Aunado a lo anterior, la realización de este tiempo de comida se relaciona con una mejor calidad global de la dieta. En un estudio realizado en Reino Unido con niños y adolescentes de 4 a 18 años se observó que aquellos que desayunaban todos los días cubrían mejor su gasto energético, aportaban menor cantidad de grasa y azúcares y mayor cantidad de fibra, folatos, calcio, hierro y yodo.


Entonces, como podemos ver, es importante que implementemos el desayuno en la dieta diaria de nuestros hijos. Y no cualquier desayuno, sino uno saludable y balanceado. El desayuno debería cubrir de un 20 a un 25% del requerimiento total de energía del niño o adolescente, e idealmente debería incluir 3 grupos de alimentos: Frutas, Carbohidratos complejos y Proteínas (productos de origen animal)


Algunas recomendaciones para mejorar la calidad del desayuno son las siguientes:


1. Si toda la familia debe levantarse temprano para asistir a los centros de estudio o trabajo, pueden planificar el desayuno desde el día anterior, esto ayudará a no “improvisar” desayunos que pueden ser de baja calidad nutricional

2. Tomar unos 20 minutos para desayunar antes de salir de la casa. Evitar desayunar de camino en el carro o en el bus

3. No se recomiendan los cereales con alto contenido de azúcar para el desayuno de los niños, preferir alternativas como la avena o la granola sin azúcar añadida. Para aumentar su valor nutritivo puede añadir alguna fruta como banano, fresas o arándanos

4. Algunas fuentes de proteína que puede utilizar son leche, huevos, queso, yogurt. Evite los embutidos

5. Incluya frutas en el desayuno, puede dejarlas picadas el día anterior o consumirlas, de vez en cuando, como jugo (natural)

6. No se recomienda el consumo de café en niños

7. Puede incluir vegetales en el desayuno, añadiendo por ejemplo tomate o espinacas a un omelette o lechuga a un sándwich ¡Sea creativo!


¡Espero que este artículo haya sido de ayuda y hayan aprendido algo nuevo hoy!

¡Que estén muy bien!



Bibliografía

  • Herrera. A & Criales, J. (2013). Relevancia del desayuno en la niñez. Pediatría. 46 (2): 71-76

  • Jofré,J., Jofré, M., Arenas, M., Azpiroz, R & De Bortoli, M. (2007). Importancia del desayuno en el estado nutricional y el procesamiento de la información en escolares. Psychol. 6 (2): 371-382

  • López, Ana., Cuadrado, E., Peral, Á., Aparicio A & Ortega, R. (2018). Importancia del desayuno en la mejora nutricional y sanitaria de la población. Nutrición Hospitalaria. 35 (6): 3-6

  • Dra. Andrea Martínez I, Nutricionista
  • 24 sept 2020
  • 4 Min. de lectura

Hasta los 6 meses de vida, la leche materna cubre el 100% de los requerimientos nutricionales de los niños, esto quiere decir que obtienen de ese alimento todas las calorías y nutrientes que necesitan para crecer y desarrollarse de manera adecuada. La lactancia materna les aporta además otros beneficios como protección contra enfermedades infecciosas, tiene un efecto positivo en la función cognitiva del niño y en su salud en general, a corto y largo plazo. Aunado a esto, genera un vínculo afectivo más fuerte entre la mamá y el bebé.


Muchas mamás que están amantando a sus bebés se preocupan de no estar produciendo suficiente leche. Sin embargo, aquí viene algo asombroso acerca del proceso de lactancia: La síntesis de leche responde y se ajusta a las necesidades del niño. Es decir, el niño succiona justo lo que él necesita y esa salida de leche de la mama o su vaciamiento, es la señal para producir más leche. Incluso la producción de leche aumenta cuando hay gemelos, trillizos o más de un lactante para cubrir sus requerimientos ¡Interesante verdad! Esas son las maravillas del cuerpo humano.

Debemos tener en cuenta que en realidad el niño no requiere grandes cantidades de leche. Durante los primeros 5 días postparto la madre produce una leche llamada “calostro” y el niño ingiere por toma de 2 a 10ml (¡eso equivale apenas a 2 cucharaditas!) y esto se debe precisamente a que su estómago es pequeño y por lo tanto tienen poca capacidad gástrica. Se dice que el estómago del niño en su primer día de vida es apenas del tamaño de una cereza, y en el día 3 como una nuez. Para el primer mes de vida se dice que el tamaño del estómago del bebé es como un huevo grande y su capacidad gástrica de 80 a 150ml por toma. Para ese momento su madre ya está produciendo aproximadamente 600ml de leche al día. Entonces, no se preocupe por su producción de leche, el hecho de estar poniendo a tu bebé al pecho es estímulo suficiente para el cuerpo para producir más. Tenga en cuenta que no hay un tiempo establecido que el bebé deba estar en cada mama, cuando vacíe una, entonces lo pasa a la otra. La composición de la leche cambia conforme el niño va tomando, de manera que la leche del final de la toma es la más alta en grasa y por lo tanto aporta más calorías y da más saciedad al niño. Si el niño se está quedando dormido y no ha vaciado el pecho háblele, acaríciele a cabeza o hágalo un suave cosquilleo en los pies.


La cantidad de tomas por día puede ir desde 8 hasta 12 según lo solicite el niño porque esta es “a libre demanda”, es decir, los primeros meses se alimenta al niño cada vez que lo pide. El intervalo es alrededor de cada hora y media, ya que este es el tiempo que dura el vaciamiento gástrico. Aquí es importante anotar que se debe estar pendiente de cuáles son las señales de hambre del niño y no necesariamente esperar hasta que llore. Algunas de esas señales son mover la cabeza de un lado a otro con la boca abierta y llevarse las manos a la boca.


Hay algunos casos en los que la lactancia materna está contraindicada, por ejemplo, cuando hay cáncer de mama, VIH, sepsis, abuso de sustancias o si el niño presenta galactosemia. En estos casos se recurre a las fórmulas infantiles. Dichas fórmulas buscan imitar el contenido y composición de la leche materna y satisfacer los requerimientos del niño. Aunque son necesarias y útiles en algunos casos, siempre hay que tener en cuenta que la leche materna es el alimento ideal para los bebés, y nunca las fórmulas van a aventajarla.


Existen diferentes tipos de fórmula, las que se usan en niños de 0 a 6 meses son conocidas como fórmulas de inicio. Luego se usan las de transición (de 6 a 12 meses) y a partir del año de vida las de crecimiento.

Además, existen fórmulas especiales para niños prematuros, con reflujo, estreñimiento, intolerantes a la lactosa e hipoalergénicas. Las tomas de fórmula en niños de 1 a 2 meses pueden ser de 2 a 4 onzas, 8 a 10 veces al día; posteriormente hasta los 3 meses de 3 a 5 onzas por toma, 6 a 8 veces al día; y de 3 a 4 meses, 4 a 8 onzas por toma, de 4 a 6 veces al día. Las fórmulas deben preparase tal y como lo indica su fabricante, por lo general es 1 medida por onza y deben administrase al niño en las siguientes 2 horas de preparadas.


Tenga en cuenta que, en caso de no poder dar lactancia materna al niño, es el pediatra el que debe indicarle cuál es la mejor opción de fórmula para su hijo.


Finalmente, hay algunos indicadores que nos pueden hacer ver si el niño se está alimentando de manera eficiente: Tiene una adecuada ganancia de peso, se mantiene tranquilo entre comidas (juega, rie) y duerme entre 2 y 4 horas después de alimentarse.


¡Espero que este artículo haya sido de ayuda y hayan aprendido algo nuevo hoy!

¡Que estén muy bien!




Bibliografía

  • Brown, J. (2014). Nutrición en las diferentes etapas de la vida. Mc Graw Hill: 5ta edición

  • Koletzko, B et al. (eds). (2015). Pediatric Nutrition in Practice. Revision Mundial de Nutrición y Dietética: 2da edición

© 2023 by APPETIZING ADVENTURES. Proudly created with Wix.com

bottom of page