Alimentación en los primeros 6 meses de vida
- Dra. Andrea Martínez I, Nutricionista
- 24 sept 2020
- 4 Min. de lectura
Hasta los 6 meses de vida, la leche materna cubre el 100% de los requerimientos nutricionales de los niños, esto quiere decir que obtienen de ese alimento todas las calorías y nutrientes que necesitan para crecer y desarrollarse de manera adecuada. La lactancia materna les aporta además otros beneficios como protección contra enfermedades infecciosas, tiene un efecto positivo en la función cognitiva del niño y en su salud en general, a corto y largo plazo. Aunado a esto, genera un vínculo afectivo más fuerte entre la mamá y el bebé.
Muchas mamás que están amantando a sus bebés se preocupan de no estar produciendo suficiente leche. Sin embargo, aquí viene algo asombroso acerca del proceso de lactancia: La síntesis de leche responde y se ajusta a las necesidades del niño. Es decir, el niño succiona justo lo que él necesita y esa salida de leche de la mama o su vaciamiento, es la señal para producir más leche. Incluso la producción de leche aumenta cuando hay gemelos, trillizos o más de un lactante para cubrir sus requerimientos ¡Interesante verdad! Esas son las maravillas del cuerpo humano.

Debemos tener en cuenta que en realidad el niño no requiere grandes cantidades de leche. Durante los primeros 5 días postparto la madre produce una leche llamada “calostro” y el niño ingiere por toma de 2 a 10ml (¡eso equivale apenas a 2 cucharaditas!) y esto se debe precisamente a que su estómago es pequeño y por lo tanto tienen poca capacidad gástrica. Se dice que el estómago del niño en su primer día de vida es apenas del tamaño de una cereza, y en el día 3 como una nuez. Para el primer mes de vida se dice que el tamaño del estómago del bebé es como un huevo grande y su capacidad gástrica de 80 a 150ml por toma. Para ese momento su madre ya está produciendo aproximadamente 600ml de leche al día. Entonces, no se preocupe por su producción de leche, el hecho de estar poniendo a tu bebé al pecho es estímulo suficiente para el cuerpo para producir más. Tenga en cuenta que no hay un tiempo establecido que el bebé deba estar en cada mama, cuando vacíe una, entonces lo pasa a la otra. La composición de la leche cambia conforme el niño va tomando, de manera que la leche del final de la toma es la más alta en grasa y por lo tanto aporta más calorías y da más saciedad al niño. Si el niño se está quedando dormido y no ha vaciado el pecho háblele, acaríciele a cabeza o hágalo un suave cosquilleo en los pies.
La cantidad de tomas por día puede ir desde 8 hasta 12 según lo solicite el niño porque esta es “a libre demanda”, es decir, los primeros meses se alimenta al niño cada vez que lo pide. El intervalo es alrededor de cada hora y media, ya que este es el tiempo que dura el vaciamiento gástrico. Aquí es importante anotar que se debe estar pendiente de cuáles son las señales de hambre del niño y no necesariamente esperar hasta que llore. Algunas de esas señales son mover la cabeza de un lado a otro con la boca abierta y llevarse las manos a la boca.
Hay algunos casos en los que la lactancia materna está contraindicada, por ejemplo, cuando hay cáncer de mama, VIH, sepsis, abuso de sustancias o si el niño presenta galactosemia. En estos casos se recurre a las fórmulas infantiles. Dichas fórmulas buscan imitar el contenido y composición de la leche materna y satisfacer los requerimientos del niño. Aunque son necesarias y útiles en algunos casos, siempre hay que tener en cuenta que la leche materna es el alimento ideal para los bebés, y nunca las fórmulas van a aventajarla.
Existen diferentes tipos de fórmula, las que se usan en niños de 0 a 6 meses son conocidas como fórmulas de inicio. Luego se usan las de transición (de 6 a 12 meses) y a partir del año de vida las de crecimiento.

Además, existen fórmulas especiales para niños prematuros, con reflujo, estreñimiento, intolerantes a la lactosa e hipoalergénicas. Las tomas de fórmula en niños de 1 a 2 meses pueden ser de 2 a 4 onzas, 8 a 10 veces al día; posteriormente hasta los 3 meses de 3 a 5 onzas por toma, 6 a 8 veces al día; y de 3 a 4 meses, 4 a 8 onzas por toma, de 4 a 6 veces al día. Las fórmulas deben preparase tal y como lo indica su fabricante, por lo general es 1 medida por onza y deben administrase al niño en las siguientes 2 horas de preparadas.
Tenga en cuenta que, en caso de no poder dar lactancia materna al niño, es el pediatra el que debe indicarle cuál es la mejor opción de fórmula para su hijo.
Finalmente, hay algunos indicadores que nos pueden hacer ver si el niño se está alimentando de manera eficiente: Tiene una adecuada ganancia de peso, se mantiene tranquilo entre comidas (juega, rie) y duerme entre 2 y 4 horas después de alimentarse.
¡Espero que este artículo haya sido de ayuda y hayan aprendido algo nuevo hoy!
¡Que estén muy bien!

Bibliografía
Brown, J. (2014). Nutrición en las diferentes etapas de la vida. Mc Graw Hill: 5ta edición
Koletzko, B et al. (eds). (2015). Pediatric Nutrition in Practice. Revision Mundial de Nutrición y Dietética: 2da edición
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